miércoles, 27 de abril de 2011

Cosas del fútbol, cosas de la vida…

Los últimos días han sido inolvidables para Millos y su hinchada, ya que han vivido emociones muy diversas, diferentes y hasta encontradas. Primero fue la emotiva victoria ante Pereira donde después de casi tres años el equipo alcanzó el liderato; días más tarde se dio la noticia más importante en décadas: la creación de Azul & Blanco que abrió paso al nacimiento de Millonarios Fútbol Club. Finalmente la fecha anterior, en el clásico del FPC, con marco imponente y en un mano a mano se perdió insólitamente con uno de los rivales más significativos. Todo esto dentro del contexto del renacimiento azul, que nos muestra que el fútbol es un buen reflejo de lo que es la vida misma.

Hace poco más de un año en la jornada inaugural del Torneo Apertura 2010-I, Millonarios le ganó 2-1 a Nacional. Curiosamente el autor del gol de la victoria azul, fue Yovanni Arrechea, es decir el mismo jugador que marcó el tanto para que Millos cayera en la fecha anterior ante el que para muchos, es el rival más significativo que tiene nuestro querido equipo ‘embajador’.

En esa oportunidad, pensé, que ese triunfo había sido una buena anécdota. La verdad y aunque ganarle al equipo verde de Antioquia siempre será importante, el triunfo para mí y creo que para muchos, no significó más que una alegría pasajera, porque en ese entonces Millos estaba en manos de los peores directivos que recuerde su historia. El plantel no jugaba a nada, la institución estaba al borde del la liquidación y del colapso y no se veía una luz al final del túnel.

En contraste, el domingo 24 de abril, cuando Óscar Julián Ruíz pitó el final del partido Millonarios contra Nacional, y el marcador era adverso para el club, la situación para mí era totalmente diferente: a pesar de la inesperada derrota, el equipo, los hinchas y las institución, que teníamos un mal sabor de boca por dejar escapar el liderato y los tres puntos en la cancha del Nemesio Camacho, no éramos los mismos, porque en esta oportunidad el contexto y la realidad son opuestos.

Ahora estamos ante una institución refrescada, nueva y sólida, acompañada de miles de hinchas fieles y serios, que soportan y han engrandecido a Millonarios. Atrás quedaron las décadas en que la mayoría de ‘dirigentes’ del club capitalino utilizaban todo lo que representaba Millos para su beneficio personal, hasta llevarlo a lo más bajo. Hoy no hay intereses chiquitos, por el contrario hay un proyecto institucional y deportivo para el beneficio del club y su hinchada, con objetivos a corto, mediano y largo plazo.

Lo que pasó el domingo 16 de abril en Cartago ante Pereira fue muy emocionante, porque regresamos al liderato después de casi tres años, de varios torneos y de muchas fechas; pero más importante fue lo que ocurrió el miércoles 20 de abril, porque ese día se asemeja a los hechos que nos hicieron el equipo más grande e importante de Colombia. Ese día regresamos a nuestra realidad y dejamos atrás la pesadilla pasajera, pero que parecía eterna y que empezó en la década de los años ochenta. Ese día Azul & Blanco fue una realidad y por fin le dio paso al renacer de Millos. Ese día miles de almas azules se encontraron para dejar estampada su firma de fidelidad y amor desinteresado por Millonarios.

Finalmente, el domingo 24 de abril fue agridulce, ya que por un lado el Campín se volvió a vestir de azul. Muchos hinchas ‘embajadores’ que hacía años no iban al Nemesio regresaron a su casa. Las tribunas estaban en un 80 por ciento pintadas de azul y en la cancha, un equipo que tiene un estilo de juego definido y que tiene la capacidad para anotar y generar fútbol vistoso y marcar goles, regaló a sus seguidores muchas emociones. Y sí, al final se perdió, quedó en evidencia que el naciente Millos como todo nuevo proyecto tiene ajustes por hacer, como por ejemplo en la defensa. También se perdió el liderato y se fueron los tres puntos pero qué diferente es perder sabiendo que ese partido tan solo fue una mala anécdota, una coyuntura, una circunstancia, y no hace parte de un problema estructural.

La verdad, aunque me duela mucho, prefiero perder así, porque sé que los días del amargo y oscuro pasado quedaron atrás. En el fútbol como en la vida hay dolor, alegría y gloria. Nosotros los hinchas azules ya sufrimos lo suficiente y ahora estoy seguro de que lo mejor está por venir.

hannibalazul@gmail.com

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